martes, 22 de septiembre de 2009

Thriller del profesor:un muerto vivito y coleando

Julio González, de 35 años, profesor de historia part- time, adicto a los juegos de azar, supuestamente apareció muerto en su auto, fue reconocido por su esposa y enterrado. La razón de la muerte fue diagnosticada como paro cardíaco. Dos años después la policía recibe una denuncia de fraude diciendo que el muerto enterrado no es Julio González y un análisis de ADN, al que accedió su propia madre, terminó por confirmarlo.

La denuncia la lleva a cabo una compañera y amante del profesor diciendo estar segura de que vive en Buzios y tiene un hospedaje allí. Mariana Martinez, ex compañera y amante de Julio González dice que el profesor y su mujer pergeñaron el fraude para cobrar una suma importante de un seguro de vida contratado. Además su mujer cobraría su pensión y se cancelaría un préstamo personal tomado a su nombre, también por una importante suma.

Mariana Martínez, amante de González y despechada por el último de los convenios hechos por el hasta entonces mal avenido matrimonio decidió dar curso a la justicia para desenmascarar a ambos. Mariana Martínez, ocho meses después de la supuesta muerte de González, dá a luz a una niña, fruto de la relación con el profesor. Trabaja en dos puestos para solventarse siendo madre soltera y siente que la principal estafa cometida por el hasta entonces matrimonio fue hacia ella. Si bien la relación era muy conflictiva en la pareja de casados, el no poder haber engendrado un hijo puso la tensión al máximo entre los cónyuges. Las peleas comenzaron a ser diarias y ostentosas justo cuando Mariana Martínez queda embarazada. Cuando se lo anuncia a González, él por toda respuesta la abraza y le confiesa que ambiciona hacer un viaje. Luego literalmente desaparece por una semana hasta el supuesto trágico desenlace de su muerte.

La hasta hace un tiempo viuda del Gónzalez no deja lugar a dudas de serlo. Mariana Martínez , invitada por una de sus tías hace seis meses para realizar un viaje a Buzios con su hija , se topa entonces con González, de pura casualidad. Lo reconoce por haber sido su amante y por su inconfundible tatuaje de un ángel en la base del cuello.

La justicia que tomó cartas sobre la investigación y ordenó la detención y extradición del profesor. Mariana asegura que será difícil aprehender a González ya que “Julio se dio a la fuga alertado y ayudado por contactos familiares que tiene en los servicios”, según alertó Mariana Martínez.

La verdadera reparación sobre Mariana y su hija la hizo la madre de Julio González, quien al saber que tenía una nieta, su única nieta, decidió poner a su nombre un piso de la calle Libertador, justo debajo de dónde ella vive. Su único hijo siempre había sido un tarambana y no le había dado ninguna satisfacción, se alegraba de que estuviera vivo pero había decidido que era mejor que no apareciera… Menos aún para cumplir una condena, lo último que quería era ir a verlo a la cárcel. Mariana también relata a LA VOZ DE LAS NOTICIAS, que la esposa del profesor, también prófuga, tuvo un encuentro con la abuela de su niña en el que con tono destemplado acusó a los padres de su esposo de los problemas de Julio González.

La madre de González, perteneciente a una rancia aristocracia argentina ahora en decadencia, cuyo apellido decidió el profesor no usar para ser un simple González más, y el padre, exitoso abogado que llega a ser Juez federal, nunca se ocuparon debidamente de su hijo que fue criado literalmente por niñeras, despedidas sistemáticamente cuando establecían un vínculo con el niño. Por otra parte, su exigencia para que estudie abogacia fracasa, y se dedida a ser profesor para justificar que algo hacía frente a sus padres, que pagaban todos sus gastos no sin protestar. Por último los dichos de Mariana frente a este medio aclaran el desenlace, con la ruptura del matrimonio y la estafa perpetrada: el pánico de Julio por ser padre, unido a una dificultad de su esposa por concebir determinan el plan de ambos frente a la irrupción de la noticia de su embarazo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El beso de Rodin

Dicen que los fantasmas somos espíritus que no alcanzamos la paz… Augusto, soy yo Camille, sí, la única Camille en tu vida, Camille Claudel!

Tantos besos y ninguno, ninguno que sirva, ninguno que ame… Sé que cuando te conocí podía hacer que vos, el importante y gran escultor, bailaras sobre la yema de mi dedo índice, claro que tenía veinte años y una cabellera rojiza que llegaba a mi cintura, además de un apasionamiento rebelde e ingenuo que me hacía más atractiva para vos… Morías por mí, pero también sé que no ibas a morir, llegarías a volverte loco por tenerme e intentarías poseerme más que amarme, el amor en vos era exclusivamente propio.

Igual cuando miro la escultura, esa soy yo, entregada a tu amor, a ese beso, y ese hombre tan dispuesto a ser preciso y hasta cuidadoso para obtener lo que deseaba, ese hombre sos vos, …claro que debiste haberte hecho un cuarto de siglo mayor... ¿No era esa edad era la que me llevabas?

También sé que siempre fuiste astuto, pero, más allá o más acá, te acompañó la historia, y no a mí…

Tu beso, el beso de Rodin, se llamó primero con el nombre de la mujer que se acostó con el hermano de su marido –muertos ambos en manos del traicionado- y fue emplazado, como primera ubicación, en una alegoría de las puertas del Infierno de Dante. Fue sugerencia de alguien que quitaras el nombre de esa mujer…En tu primer título la mujer era la que mostró la manzana al pobre Adán…

Ahora, y ahora es después de más de medio siglo, dicen de mí otras verdades. Se dice que fui una talentosa escultora incomprendida por mi familia y mi época, y una víctima tuya, de tu gran ego, tu carácter y tus ambiciones… Lo dicen ahora después de que fui enterrada en una tumba sin nombre y haber pasado mis últimos treinta años en un manicomio… Debe ser por eso que sigo como fantasma, lo tuyo fue por otra cosa, fuiste malo Augusto

Let it be

I

Tres hojitas
Tiene mi árbol

Pequeñas , tímidas
Como su dueño

Arbol potencial
Jacarandá celeste lila

Hoy sólo sos una ramita
Con raíces
Y tus nuevas tres hojas

II

Primavera y la incertidumbre
Reverdecer o no reverdecer
Esa es la pregunta
Quizá la pregunta de todos los dias
De todos los humanos
Menos los muertos


III

A veces quisiera distraerme
Dejar de mirar a los astros
No tener la vision extenuente
Del águila

A veces quisiera ser mas livana
Parecerme menos a los incas
Descontralar al universo
Dejarlo ser
Sólo lo logro cuando hago arte

sábado, 5 de septiembre de 2009

Culebrón del sur

Querida hermana:

Nacimos de un solo huevo partido y compartimos la misma información genética, la misma aula y por sobre todo el mismo hogar, sin embargo a vos mamá te trató como si fueras la original y yo la fotocopia. No sé, siempre pensé que estaba un poco loca contando cómo habías nacido, primera, como si hubieras sido única.

El destino, y no me quejo, hizo que vos te casaras y tuvieras cuatro hijos y yo no. Yo fui la tía soltera que los mimó y los cuidó, prácticamente los crió mientras vos trabajabas, vos también fuiste la profesional exitosa, la contadora, igual que el tío Roberto…

Llegó el momento, mi momento, mamá murió hace dos año, el tío Roberto acaba de morir, tenemos ambas 74 años y ya no quiero vivir con vos. No quiero mi vida como la tuve, como ama de llaves o sirvienta sufriendo tu despotismo de diva. Los chicos lo van a entender perfectamente, sé de ellos y sus pensamientos mucho más que vos porque por obvias razones siempre estuve más cercana.

Un último favor, quiero las cenizas de Osvaldo, y creo que esta confesión no te toma desprevenida. Recuerda hace treinta años cuando te cubrí para que vos y ese abogado no fueran linchados por sus propias familias! Tampoco Osvaldo tuvo culpa, yo ocupaba tu lugar y no había posibilidad de modificación. Con una madre como la que tuvimos, un padre tan conservador como el nuestro, además de la seguidilla de cuatro hijos antes de los veintitrés años de ambas, las cartas estaban echadas. Yo fui madre sin parir, quizá porque en casa siempre creyeron que me faltaba inteligencia, y vos pariste para no ser madre, para ser profesional e ir de Simposios a Congresos… Lo mío con Osvaldo tardó casi veinte años en ser reconocido, y fue amor, amor verdadero.

Bueno, te agradecería que me dieras ese jarrón que tenés guardado por algún lado, me mudo a unos de los departamentos que nos dejó el tío Roberto en Meex y me llevo todo lo mío, que por cierto entraba en el cuarto de servicios de tu casa inglesa. El lunes empiezo a estudiar en la Facultad Historia del Arte, con Clarita…