lunes, 5 de octubre de 2009

Qué tristeza que se nos vaya Mercedes Sosa...

La ropa colgada en la soga, eso somos, aire… Aire y algo más: la ropa colgada sobre la soga.

El águila de piedra del Machu Pichi -esa ciudad cuyo nombre verdadero, su nombre cierto de ciudad viva, nunca sabremos- estoy segura que se llevó con sus alas el alma de los que debía llevarse, incluso el de la ciudadela. Sólo nos dejó la ropa colgada sobre la soga, los restos que quedaron de los que la habitaron.

Pienso en el sudario de Cristo y la ropa colgada sobre la soga. Pienso en la ropa y en la humanidad. Pienso en la nada que somos contrapuesta con la Nada de vaya a saberse en qué dimensión podríamos ser y nunca lo sabremos con certeza…

La ropa colgada en la soga, el aire moviendo las prendas y la voz de Mercedes Sosa, tan impresionante, tan pesada y profunda. La voz de Latinoamérica si tuviera voz, el desierto de Atacama, las edificaciones incas sobre los Andes, la selva insondable. Me deprimo, no por su muerte sino por la humanidad deshumanizada y la Latinoamérica profunda: tanta deuda pendiente, tan abrumante paisaje, tanta nada y tanta Nada. Tanta literal sin ropa colgada sobre la soga… Se me viene a la cabeza lo que cuenta Mercedes en su último video en el backstage de la grabación de su último disco: “mi mamá era tan sabia que cuando a la noche no había qué comer, porque pasábamos hambre en serio, nos sacaba al Parque 9 de Julio para que no oliéramos el olor a comida de las casas vecinas…”

Mercedes, tan enorme, tan enorme incluso físicamente en los últimos tiempos. Mercedes, una voz, un gran poema lanzado a mellarse con las estrellas, un alma llevada por el águila, entonces deseo la pertenencia a una concepción del universo donde exista la unidad : el Todo y la Nada siendo una sóla cosa. Donde no haya escisión y Viracocha sea el Dios. Donde mi sentimiento de nada y de muerte estén soportados por la cultura.

martes, 22 de septiembre de 2009

Thriller del profesor:un muerto vivito y coleando

Julio González, de 35 años, profesor de historia part- time, adicto a los juegos de azar, supuestamente apareció muerto en su auto, fue reconocido por su esposa y enterrado. La razón de la muerte fue diagnosticada como paro cardíaco. Dos años después la policía recibe una denuncia de fraude diciendo que el muerto enterrado no es Julio González y un análisis de ADN, al que accedió su propia madre, terminó por confirmarlo.

La denuncia la lleva a cabo una compañera y amante del profesor diciendo estar segura de que vive en Buzios y tiene un hospedaje allí. Mariana Martinez, ex compañera y amante de Julio González dice que el profesor y su mujer pergeñaron el fraude para cobrar una suma importante de un seguro de vida contratado. Además su mujer cobraría su pensión y se cancelaría un préstamo personal tomado a su nombre, también por una importante suma.

Mariana Martínez, amante de González y despechada por el último de los convenios hechos por el hasta entonces mal avenido matrimonio decidió dar curso a la justicia para desenmascarar a ambos. Mariana Martínez, ocho meses después de la supuesta muerte de González, dá a luz a una niña, fruto de la relación con el profesor. Trabaja en dos puestos para solventarse siendo madre soltera y siente que la principal estafa cometida por el hasta entonces matrimonio fue hacia ella. Si bien la relación era muy conflictiva en la pareja de casados, el no poder haber engendrado un hijo puso la tensión al máximo entre los cónyuges. Las peleas comenzaron a ser diarias y ostentosas justo cuando Mariana Martínez queda embarazada. Cuando se lo anuncia a González, él por toda respuesta la abraza y le confiesa que ambiciona hacer un viaje. Luego literalmente desaparece por una semana hasta el supuesto trágico desenlace de su muerte.

La hasta hace un tiempo viuda del Gónzalez no deja lugar a dudas de serlo. Mariana Martínez , invitada por una de sus tías hace seis meses para realizar un viaje a Buzios con su hija , se topa entonces con González, de pura casualidad. Lo reconoce por haber sido su amante y por su inconfundible tatuaje de un ángel en la base del cuello.

La justicia que tomó cartas sobre la investigación y ordenó la detención y extradición del profesor. Mariana asegura que será difícil aprehender a González ya que “Julio se dio a la fuga alertado y ayudado por contactos familiares que tiene en los servicios”, según alertó Mariana Martínez.

La verdadera reparación sobre Mariana y su hija la hizo la madre de Julio González, quien al saber que tenía una nieta, su única nieta, decidió poner a su nombre un piso de la calle Libertador, justo debajo de dónde ella vive. Su único hijo siempre había sido un tarambana y no le había dado ninguna satisfacción, se alegraba de que estuviera vivo pero había decidido que era mejor que no apareciera… Menos aún para cumplir una condena, lo último que quería era ir a verlo a la cárcel. Mariana también relata a LA VOZ DE LAS NOTICIAS, que la esposa del profesor, también prófuga, tuvo un encuentro con la abuela de su niña en el que con tono destemplado acusó a los padres de su esposo de los problemas de Julio González.

La madre de González, perteneciente a una rancia aristocracia argentina ahora en decadencia, cuyo apellido decidió el profesor no usar para ser un simple González más, y el padre, exitoso abogado que llega a ser Juez federal, nunca se ocuparon debidamente de su hijo que fue criado literalmente por niñeras, despedidas sistemáticamente cuando establecían un vínculo con el niño. Por otra parte, su exigencia para que estudie abogacia fracasa, y se dedida a ser profesor para justificar que algo hacía frente a sus padres, que pagaban todos sus gastos no sin protestar. Por último los dichos de Mariana frente a este medio aclaran el desenlace, con la ruptura del matrimonio y la estafa perpetrada: el pánico de Julio por ser padre, unido a una dificultad de su esposa por concebir determinan el plan de ambos frente a la irrupción de la noticia de su embarazo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El beso de Rodin

Dicen que los fantasmas somos espíritus que no alcanzamos la paz… Augusto, soy yo Camille, sí, la única Camille en tu vida, Camille Claudel!

Tantos besos y ninguno, ninguno que sirva, ninguno que ame… Sé que cuando te conocí podía hacer que vos, el importante y gran escultor, bailaras sobre la yema de mi dedo índice, claro que tenía veinte años y una cabellera rojiza que llegaba a mi cintura, además de un apasionamiento rebelde e ingenuo que me hacía más atractiva para vos… Morías por mí, pero también sé que no ibas a morir, llegarías a volverte loco por tenerme e intentarías poseerme más que amarme, el amor en vos era exclusivamente propio.

Igual cuando miro la escultura, esa soy yo, entregada a tu amor, a ese beso, y ese hombre tan dispuesto a ser preciso y hasta cuidadoso para obtener lo que deseaba, ese hombre sos vos, …claro que debiste haberte hecho un cuarto de siglo mayor... ¿No era esa edad era la que me llevabas?

También sé que siempre fuiste astuto, pero, más allá o más acá, te acompañó la historia, y no a mí…

Tu beso, el beso de Rodin, se llamó primero con el nombre de la mujer que se acostó con el hermano de su marido –muertos ambos en manos del traicionado- y fue emplazado, como primera ubicación, en una alegoría de las puertas del Infierno de Dante. Fue sugerencia de alguien que quitaras el nombre de esa mujer…En tu primer título la mujer era la que mostró la manzana al pobre Adán…

Ahora, y ahora es después de más de medio siglo, dicen de mí otras verdades. Se dice que fui una talentosa escultora incomprendida por mi familia y mi época, y una víctima tuya, de tu gran ego, tu carácter y tus ambiciones… Lo dicen ahora después de que fui enterrada en una tumba sin nombre y haber pasado mis últimos treinta años en un manicomio… Debe ser por eso que sigo como fantasma, lo tuyo fue por otra cosa, fuiste malo Augusto

Let it be

I

Tres hojitas
Tiene mi árbol

Pequeñas , tímidas
Como su dueño

Arbol potencial
Jacarandá celeste lila

Hoy sólo sos una ramita
Con raíces
Y tus nuevas tres hojas

II

Primavera y la incertidumbre
Reverdecer o no reverdecer
Esa es la pregunta
Quizá la pregunta de todos los dias
De todos los humanos
Menos los muertos


III

A veces quisiera distraerme
Dejar de mirar a los astros
No tener la vision extenuente
Del águila

A veces quisiera ser mas livana
Parecerme menos a los incas
Descontralar al universo
Dejarlo ser
Sólo lo logro cuando hago arte

sábado, 5 de septiembre de 2009

Culebrón del sur

Querida hermana:

Nacimos de un solo huevo partido y compartimos la misma información genética, la misma aula y por sobre todo el mismo hogar, sin embargo a vos mamá te trató como si fueras la original y yo la fotocopia. No sé, siempre pensé que estaba un poco loca contando cómo habías nacido, primera, como si hubieras sido única.

El destino, y no me quejo, hizo que vos te casaras y tuvieras cuatro hijos y yo no. Yo fui la tía soltera que los mimó y los cuidó, prácticamente los crió mientras vos trabajabas, vos también fuiste la profesional exitosa, la contadora, igual que el tío Roberto…

Llegó el momento, mi momento, mamá murió hace dos año, el tío Roberto acaba de morir, tenemos ambas 74 años y ya no quiero vivir con vos. No quiero mi vida como la tuve, como ama de llaves o sirvienta sufriendo tu despotismo de diva. Los chicos lo van a entender perfectamente, sé de ellos y sus pensamientos mucho más que vos porque por obvias razones siempre estuve más cercana.

Un último favor, quiero las cenizas de Osvaldo, y creo que esta confesión no te toma desprevenida. Recuerda hace treinta años cuando te cubrí para que vos y ese abogado no fueran linchados por sus propias familias! Tampoco Osvaldo tuvo culpa, yo ocupaba tu lugar y no había posibilidad de modificación. Con una madre como la que tuvimos, un padre tan conservador como el nuestro, además de la seguidilla de cuatro hijos antes de los veintitrés años de ambas, las cartas estaban echadas. Yo fui madre sin parir, quizá porque en casa siempre creyeron que me faltaba inteligencia, y vos pariste para no ser madre, para ser profesional e ir de Simposios a Congresos… Lo mío con Osvaldo tardó casi veinte años en ser reconocido, y fue amor, amor verdadero.

Bueno, te agradecería que me dieras ese jarrón que tenés guardado por algún lado, me mudo a unos de los departamentos que nos dejó el tío Roberto en Meex y me llevo todo lo mío, que por cierto entraba en el cuarto de servicios de tu casa inglesa. El lunes empiezo a estudiar en la Facultad Historia del Arte, con Clarita…

lunes, 3 de agosto de 2009

El enigma de Einstein y la ventana indiscreta de Alfred Hitchcock: averiguá vos mismo quién mató a la vecina...

La mujer yacía muerta. Las sospechas recaían sobre sus vecinos de cuadra, la relación era conflictiva, primero por los gatos y luego por los ribetes insólitos que tomó la misma pelea. Las cinco casas y sus moradores fueron sospechados de haber cometido el asesinato ya que los investigadores dedujeron que con la prontitud que fue alertado el policía y el rápido cerco que se hizo, el homicida no pudo haber salido de la cuadra.

En plena investigación y cuando no habían pasado 48 horas de la muerte, los investigadores empezaron a analizar una variable inesperada que parecía indicar una derivación del caso: se trataría de un crimen pasional?

Alguien había visto lo ocurrido esa noche por la ventana, según la nota que recibieron lo investigadores. Extraña nota: Se trataba de un enigma con un escrito al pie: si lo resuelven darán con el asesino…El que la había firmado estaba dentro del grupo sospechado, lo que hacía más difícil el esclarecimiento, y lo supieron porque firmó como una de las personas que habitan las cinco casas contiguas.

No les fue difícil deducir de quién era la nota : el viejo había dejado su casa con rumbo desconocido como lo adelantara en su escrito. A las dos horas de ver el enigma se dieron cuenta de que había cinco variables de los cinco vecinos sospechados. Estas variables determinaban: el color en que la casa se hallaba pintada; la dueña o el dueño denotado con alguna característica física bien identificable; el estado civil; una característica de su estado mental o psicológico; por último una característica del momento emocional que atravesaban actualmente. El escrito terminaba: La relación secreta que mantenía la mujer muerta con su homicida fue la que determinó su final.

El que mató a la mujer teme que lo descubran , ¿quién es?

El hombre joven vive en la casa pintada de rosa
El viejo es tiene actualmente rituales obsesivos muy molestos
La mujer gorda vive en concubinato
La casa pintada de amarillo esta a la izquierda de la casa celeste
El dueño de la casa amarilla tiene sufre de paranoia
La persona que está emocionalmente equilibrada, actualmente se siente feliz
El dueño de la casa verde sufre de stres
El que vive en la casa del centro está divorciado
El hombre canaso vive en la primera casa
La persona que sufre de depresión vive junto a la que actualmente desea divorciarse
La persona que actualmente teme que su pareja lo/a deje vive junto a la que está emocionalmente equilibrada
El que sufre de neurosis obsesiva es viudo
El hombre alto y pelado es soltero
El hombre canoso vive junto a la casa blanca
La persona que vive en concubinato sufre de depresión

lunes, 20 de julio de 2009

Tres historias de amor, locura y muerte

En el verano del 79 ellos fueron únicos, quizá por el efecto narcótico que da el amor… Como diseñados para dormir de a dos, estaban abrazados y así quedaron inmortalizados, su negativo fue de piedra volcánica. Los amantes de Pompeya permanecieron inmutables ignorando el estallido del Vesubio.

En el verano del 75 ellos fueron únicos, ella llevaba un vestido rojo con estampados pequeños, fueron al museo de La Plata y luego se tiraron en el pasto… Raro recuerdo, ella nunca logró que él se volviera loco por ella, ella sí estaba muy enamorada. Cuando se despidieron en Constitución ella tomó su corazón desgarrado y lo acunó. El iba a morir de Sida treinta años después expulsado de un hogar donde todo era asceptico y como debía ser: menos el SIDA! Y si la hubiera elegido? Hubieran tenido un perro, mucha familia, después aparatos electrónicos y kilombos infinitos, pero sin lugar para el SIDA… Sin embargo el mismo pensamiento, parecido, estuvo en la mente de otras mujeres. Todas estaban equivocadas: la dama elegida era la muerte y no había chance de ganarle.

En el verano del 2006 ellos fueron únicos, dormían abrazados después de haber hecho el amor. Ella era una mujer cuarenta años menor, rubia y eslava, grandota y rellena. El, un hombre que había sido muy apuesto y del que quedaba indemne su espíritu y un esqueleto que lo seguía sosteniendo con dignidad. Una pastilla mágica y lo había logrado: Una erección a la altura de sus bien llevados años y del apasionamiento de su compañera, luego se había dormido abrazado a su cintura cósmica, enorme… Se había dormido para no despertar un mes antes de cumplir los noventa, dejando sin fiesta a su enorme y bienponderada descendencia, su fiesta había sido privada, su espíritu burlón le había hecho un guiño a la vida antes de doblar la esquina.

jueves, 25 de junio de 2009

Eva y Perón

Sonó el timbre y ella fue a abrir la puerta. Era su marido.
-¡Ayyyy!-gritó ella_ ¡pero si vos estás muerto!
-Vos también Eva…, también vos… Quería que nos pusiéramos de acuerdo para no repetir eternamente esta escena…-Eva entonces dejó abierta la puerta para que él entrara, se sentó en el sillón y rompió a llorar:
-¡Es injusto, es muy injusto!
- Sí que lo es…
-Yo creía sinceramente en lo que hacía, hubiera dado mi vida para lograrlo.
-La diste…
-Y mi hija, qué hay de mi hija…
-Creció con su padre y la mujer de su padre.
-Y vos Domingo, qué hiciste después…
-Lo que venía haciendo…
- No entendía por qué siempre pendulabas, no lo entiendo …
- El país estaba formado por muchos, había que negociar para abarcar a todos, y por eso se necesitaba manejar las cosas al límite de lo ambiguo…Una marcha, un gran caudillo y vos, e hicimos que modificara la historia argentina…
- Usaste a los descamisados, me usaste a mí…
- Eso es la política. No puedo desconocer tu mérito, también es cierto que cada dos por tres reboleabas mi sable, el que estaba colgado sobre la chimenea, y lo tirabas por la ventana…
- Vos hacías discursos y no eran ciertos, y yo te apoyaba porque sabía que era tu esqueleto, sin mí todo tu ser hubiese caído como una masa amorfa, como ese pollo deshuesado para hacer arrollado.
- ¡Evita, eras mi mujer!
- Sí, “tu” mujer… Mujer para parir mi hija y verla a veces de lejos…Para venir de la plebe y saber actuar de lo que no se es… Para desafiar a los tigres con tres espinas…
-Más quisieran, los hombres del mundo, atreverse como vos te atreviste, usaste todo lo que tenías e inventaste lo que no tenías…
-No estamos acá para que me consueles Domingo, estamos acá porque te convoco a que me digas por qué dejaste caer todo lo que habíamos hecho, por qué, al menos no moriste en el 55 defendiendo lo que habíamos logrado. Sabés cuántos murieron en la Plaza?
- Eva, ves que no te ubicas bien, para qué servía muerto? Si era lo que querían los que me destituyeron.
- Para ser bandera Domingo, para no volver y provocar masacres… Me enteré de lo que hiciste en los 70…
- Evita, las banderas ya no existen, dejaron de tener valor …Y las masacres eran inevitables. Nacimos en un territorio que fue fundado sobre una ciudad sitiada, donde un hermano se comió al otro… Y a eso le siguieron la Mazorca, la Campaña al desierto, la Guerra al Paraguay, y sobre todo esa necesidad de carne asada y esa costumbre de cuchillo en mano… Por otra parte también el iluminismo fue pura mentira…
- ¿Existe la ciudad de los niños?
- Sí, y existis vos, vos más que yo… Vos connotada. La reina de la música pop, pop por popular, hizo una película con tu vida, un musical… Y anduvo un tiempo mimetizada con tu historia…
- Pura mierda Domingo! Sé lo que es arrastrarse, sentir hambre, hacer de puta, tener una hija y regalarla, morir de cáncer de útero, y amarte a vos, tan lábil, tan egocéntrico y voluble, tan peronista y narciso…Cuando empecé a tomar conciencia de parte de lo que te digo, juré que iba a hacer todo lo posible para ser vicepresidente. A mí me animaba otro fuego, un afán reinvindicatorio, el odio mascullado, la fuerza de ser osadamente rebelde, el apellido que no me dieron y el que tengo y me da orgullo. Soy Duarte, Juan Domingo Perón, y vos sos Perón porque yo te sostuve, sostuve tu majestuoso, enorme, y pesado títere de vos mismo, mientras vos lo manejabas deslumbrando! A vos la historia te creó, a mí la historia, mi historia personal sólo me sirvió de trampolín: me recree mil veces, mil me reinventé y te vengo a preguntar si no fue para nada… Si de nada sirvió, si destruiste todo después de mi muerte…
-Yo títere de mí, yo Narciso, y vos?
- Una gran actora, sí, actué de reina y no me disgustó, y millones de mujeres se identificaron conmigo, igual vos sabés qué me animaba, había perdido demasiado, había sido despreciada y maltratada, buscaba la reivindicación en mis descamisados, en los millones de hijos que tenía y que me idolatraban como Virgen… Hubiera sido más sencillo llevar el apellido de mi padre, casarme y poder criar a mi hija…Ser Virgen me disgustaba, no tenía poderes sobrenaturales para paliar el dolor del mundo, eso y no tener cerca a mi hija, sentirme culpable por abandonarla, hizo que me enfermara. Claro que hubiera sido más sencillo no ser Evita.
- No te lo creo…
- Y entonces por qué crees que mañana volverás a tocar esa puerta para ser interpelado por mí…

miércoles, 17 de junio de 2009

El cazador oculto

El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa
De la eterna escritura indescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casaya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hirro,
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha
Jorge luis borges


El camino es fatal como la flecha, pero en las grietas está Dios que acecha… Dios, para Borges, pasa a ser artífice de la modificación del fatal destino. Los humanos, Sísifos incansables, constructores- de-constructores tienen la información en sus genes de su acontecer desde que eran primates hasta el homo sapiens. Es difícil determinar lo dionisíaco de lo apolíneo, qué es instinto y qué cultura, y hasta dónde impera la razón. Al fin y al cabo cómo cuánto nuestros saberes se distinguen de los de las cucarachas para seguir sobreviviendo sobre el planeta…

La teoría de lo pequeño nos incluye y en realidad define que tenemos tanta exposición al azar que podríamos esperar , lejos de cualquier vaticinio nefasto, sigamos en la faz de la tierra: hay un cazador de destinos, y ese es el Dios de Borges. Después de habernos erigido nosotros mismos en Dioses y de desequilibrar casi trágicamente la vida, cuando las empresas multinacionales se plantean como gobierno y los Estados dejan de ser naciones soberanas para cumplir funciones de gendarmes, la esperanza está puesta en ese cazador oculto, que acecha, cuando estamos en el más oscuro de los encierros. La posibilidad de crear una cultura universal que enarbole los principios kantianos del imperio de la razón parecería desvanecerse con el ideario de la Revolución Francesa, sin embargo el porvenir tiene aún la esperanza que nos otorga el cazador de destinos irrevocables, el cazador oculto que rompa “la firme trama de incesante hierro”… Dios es el azar que hace que se desate una tormenta en Nueva York con el pequeño gesto de aleteo de mariposa en Pekín. Dios, que en “algún recodo de nuestro encierro” hace una luz en una hendidura…

Patricia dejó de escribir, quizá , como simple mortal pensó que debería hablar de su pequeño universo, de su casa, sus perros , sus hijos, sus amigos y el arte… Quizá pensó que hubiera debido hablar del amor, que aparece sólo en los cuentos que escribe, quizá se le hizo evidente que era necesario hablar de ella…

Quizá del laberinto borgiano se escape por arriba, pensó, quizá sea un salto y nada más. A lo mejor Dios es verbo, es acción, y necesite encontrar sólo una excusa para dejarme atravesar por él.




Luego de escribir el texto que precedente, Patricia Sosa sacó un pasaje a la selva peruana ,al Amazonas, allí fue picada por una víbora. rememorando lo acaecido con el principito, pero, a diferencia del personaje de Saint Exupery, no murió sino que fue llevada ante los chamanes de la zona que lograron que el veneno detuviera su accionar. Después de estar inconsciente varios días logró volver a la conciencia con daño cerebral, por lo que perdió la capacidad de tener pensamiento abstracto. Ya no era inteligente, su coeficiente intelectual había sufrido un menoscabo irreparable. Sin embargo, o a lo mejor gracias a esta maravillosa incapacidad, conoció a un aborigen de excelente humor, se enamoró y se formó pareja con él… Actualmente vive en el Amazonas y se dedica al arte

miércoles, 10 de junio de 2009

Feliz compra

Cuando supo que los habían matado a los dos no pudo acotar palabra, sencillamente volvió a su casa casi corriendo y fue al baño, le solían pasar esos exabruptos incómodos cuando había una situación que la desbordaba. Simplemente le venían unos retorcijones en las tripas y su colon literalmente era incontenible. Eso fue lo que pasó cuando llegó a la cortina cerrada del supermercado chino pintada de celeste verdoso. La joven pareja había migrado recientemente, ella era muy simpática, entonces recordó que tenía en la cartera su escrito de hacía dos días. Por intermedio de Oscar, el chino que hablaba bien el español, le preguntó cómo estaba y ella terminó escribiéndole en una hoja, ese día no se la veía tan feliz como de costumbre. Oscar reprodujo su pregunta, medio como charada y ella, por respuesta, le había escrito en chino. Ahora estaba muerta.

Fue una, y otra, y otra vez al baño. Le habían hecho un estudio endoscópico que determinó que no tenía nada, digamos nada más que el intestino irritable por los nervios, quizá lo peor del diagnóstico era que no tenía cura. Más que no digerir la situación, Ana María estaba realmente asustada. “La mafia china es peligrosa”, había dicho su hijo cuando se postularon para inquilinos del local de la esquina. La primera vez que había oído hablar a alguien de la mafia china fue en Barcelona, en el Parque Guel, una mujer que vendía pañuelos descartables de puro aburrida se puso a conversar con ella sobre dónde vivía, un barrio marginal, y que hacía poco habían matado allí a un chino con el sistema de cortes desangrantes: cortes puntuales que aseguraban que no llegara a ser asistido, que iba a morir a los pocos minutos. Además de matar era evidente que el mensaje era amenazador y causaba terror.

En el Gran Buenos Aires los chinos habían sido asimilados como tantos inmigrantes, y parecían tener con nosotros, los argentinos, cierta afinidad. Pensó en la cautiva del cuento de Borges bebiendo la sangre de la vaca recién muerta, a la usanza india y se sobresaltó.

La casa de al lado de la suya también pertenecía a los chinos. La preocupaba una escalera muy alta apoyada en su pared lindera: podían perfectamente entrar a su casa por el fondo. Esa escalera nunca la había visto antes. La situación colmó cuando Oscar, que así lo habían rebautizado, tocó con insistencia su timbre varias veces durante esa tarde. Oscar era un chino feo, tenía la cara como más dura y su piel parecía de lija, no como la de los otros que se veía tersa y suave.

La joven pareja había sido muerta con arma blanca, arterias principales, la yugular, además en piernas y en brazos. Recordó que cuando era chica, su vecina Teresa, a las gallinas no les estiraba el pescuezo, las desangraba. Aunque ella nunca lo había visto siempre se la había imaginado entrando al gallinero cuando las gallinas buscaban su lugar para dormir. Se imaginaba que ni siquiera aleteaban o escapaban sino que perdían sus fuerzas con la sangre que se les iba. Ahora su mayor temor era pensar que “la gallina” podría ser ella, si esa chica le había escrito algo comprometido. Miraba una y otra vez la nota en esos caracteres indescifrables y mientras iba y venía del baño terminó encontrando una punta para desovillar su terrible preocupación: iría a lo de su tía, al lado había otro supermercado chino y acompañada de ella pediría que alguien leyese lo que decían esos incomprensibles símbolos.

Con la ventana sin reja de la cocina esa noche decidió trasladar un colchón allí y dormir con el perro y el aerosol de gas antirrobo al lado de ella. El amanecer los encontró durmiendo a ella y al perro a pata ancha, olvidados de la amenaza, y fue el insistente timbre de Oscar lo que la despertó. Miró por la mirilla y esperó que desistiera. Entonces llamó un remis y allí fue a dilucidar su pista… Grande fue la decepción cuando tradujeron “feliz compra” o “bienvenida su compra”.

En los noticieros y diarios hablaban del sospechado dueño del supermercado aunque se desconocían motivos. Ella, tan asidua visitante del supermercado y tan cercana físicamente al lugar como vecina próxima, nunca había visto a ningún dueño, Oscar no lo era, funcionaba como encargado o supervisor. Se aclaró, a medias, la insistencia de Oscar cuando le acercó la bolsa de compras suya que había olvidado el mismo día del asesinato a la tarde. Sin embargo en su terraza aparecieron tres bolsas de consorcio con carpetas escritas en chino, algunas ropas y vaya a saberse qué más. Evidentemente las habían dejado subiendo por la sospechosa escalera cuando ella y el perro dormían en la cocina con la luz prendida. Ana María las dejó allí a merced de la lluvia y sólo se atrevió a sacarlas a la puerta de calle dos meses después.

Tanto la casa como el supermercado tuvieron cartel de la inmobiliaria al otro día, y todos los chinos desaparecieron después de una mudanza nocturna. La imagen de la pareja feliz llegada a estas tierras quedaba en la tiniebla del horror. Ella, Ana Maria se prometió entonces no pisar más un supermercado chino. Le habia quedado muy en claro que los códigos mafiosos eran códigos mafiosos, acá y en la China…

sábado, 30 de mayo de 2009

Violeta chilensis, Las dos Fridas o relato de la pasión femenina

Con un pedazo de camisa entre los dientes corre por las estapas la loba; aúlla sobre el monte, recortada su silueta como negativo sobre la luna llena.

No sabía si quería matarlo o lo mató por error, ahora su dolor era inmenso. Desde pequeña gustaba sentir cómo corrían las tibias lágrimas sobre sus mejillas, pero este no era el caso… Ese macho la había herido en lo más profundo de su amor propio, pero como Narciso, estaba ahogándose en la laguna de su propio castigo.

Cómo, cuando, dónde, por qué, ¿¡qué hecho yo para merecer esto!? Es difícil que una mujer pueda reconocerse al borde de un ataque de nervios, mucho menos, en un ataque de nervios. Como el chimpancé que se parece tanto al humano, nos fascina y produce de inmediato la negación de nuestro antecesor genético, desconocemos a la femineidad sobreactuada de Almodovar. Y entonces tomamos postura : “algunas lo serán, ¡ no yo!” Indefectiblemente sobreviene el desconocimiento de la pertenencia al género.

Bipolares, únicas, diosas-estrellas, sometidas, débiles, majestuosas, lilis mambrades-trapecistas, rimombantes, soñadoras, esquizoides, consecuentes, líricas, resignadas, impetuosas, indomables, espectaculares, dramáticas, a veces trágicas… y siempre bellas. Bellas, bellas por sobre todas las cosas, culturalmente bellas, y sentirnos feas, pobres y miserables es posible, siempre cuando sigamos siendo parte de la belleza, porque cualquier cosa sobrecargada, gótica e inexorable termina decantando en lo bello.


La esencialidad de la belleza femenina, a través de todas las culturas, es un significante que, ni verdadero ni falso, resulta absolutamente repetible. Somos bellas porque así lo creemos, y porque vaya a saberse qué aroma nos hace así… Creo que es algo inherente al hembraje de todas las especies, o de la gran mayoría. Nosotras, aunque pavas reales sin cola, pequeñas pajaritas sin canto, miramos hacia el horizonte, más allá de lo que los machos puedan imaginar, miramos algo que ellos no alcanzan a comprender, somos indescifrables y misteriosas. Nos perdemos en las vueltas y las vueltas que construyeron nuestra propia identidad y que aparecen ocultas e inabordables para el hombre, tan misteriosas como las trompas de Falopio o esa pequeña explosión de óvulo maduro. Impredecibles como la órbita del electrón, a veces ni nosotras sabemos lo que queremos pero somos centro de gravedad, atracción y razón de curvatura de la luz.

Oscura belleza suicida, es difícil que seamos homicidas. Redirigimos, recalculamos y espectacularizamos: la loba no había matado a nadie, era un pedazo de camisa rota, el hombre tenía sólo un rasguño, y la vida que quitamos es la propia…

viernes, 1 de mayo de 2009

Corazón dela…ta vacía

Retomó el libro donde lo había dejado antes, lo único que quería era volver a sumergirse en ese otro mundo, pero golpearon la puerta. Era un cuento de Poe, Corazón delator, un asesinato y el entierro del cuerpo debajo de los listones de madera del sótano. Sólo tres hojas y había recibido tantas interrupciones que no iba a abrir, muy probablemente sería algún vendedor ambulante. Sonó entonces el timbre, raro, muy raro, porque no funcionaba hasta ese momento. Dos timbres cortos, luego tres, uno y de vuelta tres. Era la clave. Sí, era la clave que usaba Beatriz, su vecina y amante durante dos a años… Tan bella Beatriz, tan hermosa, claro que tan joven como era, formaba parte de lo lógico. El enloquecía por ella, y ella, bueno, estaba tan necesitada…, digamos de todo, también de cariño y comprensión, el energúmeno de su marido la trataba muy mal y se jugaba el sueldo en el Bingo. Fue extraño escuchar el timbre, si estaba roto… Ella juró no verlo más cuando él se rehusó a darle plata, loco de celos, porque se iba de viaje a Miramar, y lo hizo, aunque en realidad a los quince días se mudaron porque no pagaban el alquiler hacía más de un año. Desalojarlos era casi imposible porque tenían nenes chicos, vaya a saberse si el último crio no era de él, tenía su pelo rubio y crespo… Se fueron cuando el dueño de la casa finalmente les ofreció dinero, y el carnicero le había contado que hasta el flete les pagó. El trató de saber a dónde se mudaron, pero no hubo caso, nadie lo sabía, tenían parientes en Entre Ríos, eran de allá.

Otra vez el timbre en código y sintió cómo la sangre se le amontonaba y el corazón le daba un brinco, le pesaron los brazos y las piernas. Esperó. Otra vez la señal. Con la boca seca se acercó y espió por la mirilla: allí estaba, bella como siempre, con el pelo más largo y teñido de rojo, parecía todavía más joven. Quedó a un costado de la puerta, sabía que iba a abrir, la tentación era muy fuerte, Beatriz era como una droga para él. Antes de hacerlo le habló: “Beatriz, cómo está, si me dá un minuto me visto y le abro”. Corrió entonces y levantó la tapa de pinotea que daba al sótano, allí guardaba la plata, todo lo que había cobrado de retroactivo de la pensión italiana. Con apresuramiento sacó mil dólares, eran mucho menos de lo que su necesidad valía. Trató de poner los veinte mil de nuevo en la lata y volverlos al mismo lugar pero la tapa de listones de pinotea no calzó bien, saltó sobre ella sin lograr que encajara. Pasó por el baño y se lavó la cara y el pene, se enjuagó la boca y ya temblando sacó la colonia y se echó medio frasco encima.

“Hola Oscar, cómo le va”, Beatriz, entró y se puso a llorar. El sintió como se deshacía de ternura por ella, se acercó, la besó y le puso una mano debajo del vestido, no tenía bombacha. Los mil dólares estaban sobre la mesa de la cocina, delante de sus ojos. “Espere, espere, por favor deme un té, vine sin comer ni tomar nada”. El sabía que ya estaba, que ella iba a estar con él nuevamente, “te hago el té y después eso es tuyo”, señalándole el dinero. Ella lo miró con sorpresa, “es mucho”, dijo. “Es tuyo” y le sirvió una taza de té .Ella pidió que la acompañara y acercó otra taza. El volvió al baño, tomó la pastilla de viagra y luego trajo las facturas que había comprado para la merienda. “Comelas, yo no tengo hambre”. “No, al menos una come vos”. El volvio a meter su mano entre sus piernas mientras tomaban el té. Ella fue a su cama, la foto de la difunta esposa seguía en la mesita de luz. Oscar se tiró sobre ella pero empezó a ver todo nublado y perdió la conciencia.

Despertó con la casa a oscuras, ya era de noche. Beatriz no estaba. Prendió la luz de la cocina y las dos tazas de té eran testigos, no lo había soñado. Se sentía embotado y furioso, se había llevado los mil dólares. En eso corrió a la pieza contigua, la tapa del sótano estaba fuera. No había más nada en la lata, todo su dinero había desaparecido. El corazón empezó a latirle desaforado, alcanzó a tomar un atenolol y a salir a la puerta. Su vecino de al lado lo llevó al hospital con urgencia y lo internaron en terapia intensiva. Después de casi dos días de latidos desbocados, el tercero estuvo mejor. Vino su nuera y su hijo a verlo. También su vecino, “Don Oscar, escuché su timbre y vi a Beatriz, me extrañó que sonara, son cosas del destino, igual le voy a decir con sinceridad que Ud ya no está para esos trotes, la próxima lo perdemos”. “Ni falta que me hace que me lo digas, lo que pasa es que nunca pude sostenerle bien la rienda al corazón”.

jueves, 23 de abril de 2009

Japón, el imperio del sol naciente, en la isla de los recuerdos

Homenaje a Corin Tellado

La noria sigue rodando, y es una pena. Después de la gran explosión todo fue desanudándose, expandiéndose, desplegándose. Algo así como si se fuera ordenando, como una sinfonía, un gran espectáculo, un nacimiento memorable, una gran ecuación decididamente bella como un piano blanco de cola, una estrella o una lluvia de meteoritos. Y los colores, los colores fueron de inusitada e indescriptible voluptuosidad, aunque no sea una palabra adecuada para describirlos.

La inmortalidad, eso, eso es lo que podría, al menos, dar una idea cabal del sentimiento que los embargó e hizo que cayeran lágrimas de sus ojos y dejó sus bocas semiabiertas. Se sintieron inmortales por unos segundos. Muertos más allá de la muerte la eternidad les quedaba chica, algo seguía moviéndose por debajo.

Intentaron encontrar algunas palabras, quizá algo de inglés pero se les escabulló de las manos. No había más marco referencial que la vivencia acompasada ni más registro que un verbo que se deshacía en acción: nada iba a quedar de ellos juntos, como un sueño, emergerían de las tinieblas sin ser.

Todo comenzó con la ponencia de ella, auriculares de por medio y siguió con la de él. Algo había leído ella en la publicación científica de mayor tirada: Mutsuo, ese era su apellido, estaba trabajando sobre su mismo tema, nanotecnología aplicada a la biogenética. Ambos se reconocieron. Con lo que habían presentado auguraban una tesis que modificaría, y en mucho, las concepciones hasta ahora vigentes y abriría camino hacia otros horizontes hasta ahora sólo imaginados. Los dos íban a arribar a las mismas conclusiones por distintos caminos.

Esa noche el mozo le acercó una rosa, a varias mesas de por medio se paró un hombre que la saludó con una leve reverencia. Lo próximo fue la tarjeta de su habitación y una invitación para después de la cena: brindarían por los hallazgos hechos por cada uno y por ambos, escrito en el inglés poco fluido de los científicos.

El champagne en el balde, dos copas y un recibimiento poco esperado, sonaba un tango de Gardel y con gran esfuerzo pronunció “sintio un glan placel”. Brindaron por haberse conocido con una alegría pocas veces experimentada. Luego intentaron preguntarse acerca de sus respectivos trabajos pero en un momento él la besó. Ella se enojó o trató de hacerlo, pero le flaquearon las fuerzas y el deseo se impuso. En pocos minutos estaban desnudos.

Mientras las horas se desarmaban en la habitación del hotel, acechaba la despedida. El Congreso tenía solamente un día más de vida y su amor también. Buscó en su maleta y le dio un pañuelo de seda: “era de mi madre, y lo llevo conmigo en los grandes momentos, ahora es tuyo”, le dijo en un mal inglés.

Ya en Buenos Aires , tratando de disimular el terremoto que hubo debajo de sus pies, ella contestó a la pregunta de su marido acerca del pañuelo de seda: “Me lo regaló una anciana japonesa deseándome que me vaya muy bien en el Congreso, y así fue. Creo que me va a acompañar para siempre…”

jueves, 9 de abril de 2009

Algo de Nada…

La sensación de estar completa, llena, es exactamente la opuesta de estar vacía… El vacío es la muerte, pero he de aquí que la completud también, o al menos así creo. Si el universo se expande ocupando cada vez más espacio, lo hará hasta finalmente morir… Eso tiene un nombre, entropía, que significa la introducción del azar en un sistema, un desorden o disfunción . También existe la entropía para los agujeros negros, y así se explica el nacimiento del universo, a partir del big-bang o gran explosión de un agujero negro de altísima densidad… El Todo y la Nada, la muerte y el nacimiento en la excelente película de Kubrick, Marte como escenario de la odisea. Bueno, todo esto para discurrir acerca del domingo pasado y sus aconteceres…

Pienso, y creo estar equivocada. Sin embargo de no sentir esa sensación que dejó entrar un poco de nada, o de Nada, nunca hubiera ocurrido lo que ocurrió… Como la H, muda completamente para esta región ya que ni siquiera la aspiramos, que existir, existe, no cabe duda, y además nos cuidamos muy bien de ponerla como corresponde en el lugar preciso. Bueno, como les decía, suelo respetar la ortografía y cerrar muy bien las puertas que comunican con lo intangible, lo místico, lo religioso o lo inexplicable. No es cuestión de andar dejando espacio para que entre lo desconocido. Bueno, ese día no tenía todo bien agarrado, la lógica me resultaba aburrida y había estado tirando el I-ching. No para saber o preguntar acerca de algo en particular sino para jugar un poco…El I-Ching para mí tiene gusto a barrio y amistad casa de por medio, como llenar el tiempo de higuera , laureles y tardes enteras. El I-Ching es Adriana.

A veces, siendo de un signo de aire, géminis, necesito dejar lugar a la improvisación como para esperar algo de azar y sentirme sorprendida, entreabrir y entrarme a explorar en otros territorios. Bueno, como les contaba, eso fue lo que pasó ese domingo…

También es preciso desconocer lo ocurrido, al menos si se quiere seguir gozando de credibilidad, y por sobre todo no andar abonando famas que a la corta o a la larga terminen perjudicándola a una… Bueno, por eso pongo en duda todo, y más, podría decir que fue efecto de la tenue luz de ese domingo de otoño a las seis de la tarde. Sí, fue el domingo pasado, precisamente hace tres días, pero también se puede acrecentar la distancia-tiempo, sacarle eso de sentirlo tan “vivido”. y ubicarlo “a lo lejos y hace tiempo”.

Mi amiga Adriana estuvo conmigo, y fue así, así nomás, vino a visitarme, claro que si no les digo que ella murió hace tres años para cuatro, les parecería muy natural… Y no sólo ella sino también mi mamá, que le trató de explicar que las cosas debían ser como eran… Cabe aclararles que mi mamá murió hace cinco años…

Podría contarles que tenía dormidera, sensación de pesadez, que hacía esfuerzo por no quedarme dormida hasta que finalmente ocurrió, sin embargo no fue así. Otra fue la vez que me visitó Adriana cuando dormía y estoy segura que por la misma razón. El domingo estaba despierta, bien despierta y cuando vuelvo de la cocina con una taza de té con leche estaba allí sentada, la verdad, no me asusté. Le pregunté que qué hacía, lo primero que pensé era que también yo estaba por morir, pero no, no era eso, lo supe aunque no me habló. Ahí pensé que como lo hizo siempre en su vida, venía a contarme sus problemas, sólo que esta vez no hablaba, o al menos yo no podía comunicarme con ella, no me escuchaba… Entonces apareció mi vieja, que con mucha naturalidad le dijo que así debía ser y que lo olvidara… Era su marido, su ex –marido porque ahora era viudo, ella lo amaba y sin duda él a ella . Bueno, ahora estaba flaco y mas feliz, y ahí me entero por lo que decían Adriana y mi vieja que estaba saliendo con una mujer… Había estado largo tiempo descuidado, engordando hasta peligrosamente para alguien con antecedentes familiares de infarto y cincuenta años de edad. Catapultante mi vieja, mandó todos sus argumentos y los sentimientos de Adriana por los aires, sin miramiento. Pobre Adriana. Mi vieja era Escorpio y Adriana había nacido el mismo día que su hermana menor, un aries explosivo y sentimental, con mucha polenta pero incapaz de oponerse a las certezas sin misericordia que provienen de la naturaleza impiadosa del escorpión: “Y mejor que bendigas esa relación si la mujer es buena”, “por tus hijos”, agregó. En eso sonó el teléfono y ambas desaparecieron, ya no estaban.

Puedo hacer esfuerzos por creer que fue un sueño, aunque, para ser honesta con Uds, lo que racconto tuvo tanta realidad como la mía ahora escribiendo frente a la computadora…Sus presencias eran casi palpables, aunque solamente fui espectadora, también es cierto que nada podría haber dicho, me había quedado sin palabras, con lo difícil de imaginar para el que me conoce. Quizá porque no tenía consuelo para darle a mi amiga, a lo mejor también me faltaba ella a mí para escucharme. Lo cierto es que aprendí que los muertos consuelan a los muertos, o resuelven sus problemas, como lo hizo mi vieja al mejor estilo “Chinulli”, ese era su apodo y así la llamaba Adriana

viernes, 3 de abril de 2009

Vete destino o vente conmigo…

En el medio de un vagón de tren atestado que se dirigía al conurbano estaba Ella, una gran gallina amarilla y rubicunda con cuatro pequeños hijos. Gringa de la nueva oleada, ucraniana, de uno de esos países que la Europa comunitaria desprecia y los del Gran Buenos Aires también. Era gorda, vestía amarillo chillón con cinta en el pelo del mismo color y cachetes lustrosos. La ucraniana era mal vista por todos los que la rodeaban, por su tamaño, por sus hijos pequeños que se agarraban de su vestido y por el bebé rechoncho que llevaba en brazos… -Que se joda, para qué no se quedó en su país…

Los rostros de piel oscura y cabello negro, lacio y grueso, el mestizaje indio de la américa profunda y carenciada, también segregaba con actitudes xenófobas y racistas.
Los nenes lloriqueaban de calor y apretujamiento pero nadie se movió para hacerles lugar o darles un asiento. Los más grandes, que tendrían de cuatro a seis años le hablaban en ruso, o en su idioma que para todos en el vagón era ruso o chino, daba lo mismo…Aunque los coreanos y los chinos, de tanto fabricar ropa y fundar supermercados habían ascendido en el nivel de aceptación colectiva.

En un momento la mujer empezó a palidecer, se dio cuenta de ello un muchacho que la observaba como quien mira a un animal extraño, gotas de traspiración corrieron por su sien y se desvaneció como derretida entre la gente. El bebé gordote fue soltado justo cuando caía al suelo y robotó como pelota que no tiene espacio. Los hermanos formaron un círculo tratando de abrazarla . La mujer del otro continente se habia desmoronado como un edificio implosionado.

Llamen a un médico , avisen al guarda para que la atiendan en la próxima estación grito un punguista mientras aprovechaba la confusión para robar lo poco y nada de los pasajeros desprevenidos .En eso la mujer hizo una mueca con la boca dejando ver los dientes, algunos blancos y otros negros. Otro pasajero se acercó y puso su mano en la garganta y el pecho y decretó que estaba muerta. Por suerte los hijos de la mujer no entendieron porque no sabían castellano. Una vieja de manos temblorosas que estaba cerca , delgada y encorvada, se abrió paso hasta la mujer chillando, tenía en la mano un perfume que olía muy fuerte aún de lejos, frotó su nuca y sus sienes y lo acercó a su nariz. La mujer abrió los ojos y los chicos que lloraban la abrazaron y besaron.

Debió haber muerto, comentó un hombre de mediana edad, estos que vienen acá lo único que hacen es sacarnos lo poco que tenemos. Y encima cuatro críos, y capaz que el gobierno les está dando algún subsidio. Si este país es una joda, peruanos, bolivianos y hasta vaya a saberse de dónde vienen, y todo porque tenemos fama de tener vacas gordas…Nadie se hizo eco de lo que decía. De pronto todos se sintieron aliviados al ver que la mujer volvía a levantarse y hasta le ofrecieron un asiento…Quizá más de uno pensaba lo mismo que lo dicho por el hombre y entonces sobrevino la culpa colectiva. Quizá todos sintieron que eran descendientes de indios despojados y apaleados y de barcos llenos de inmigrantes muertos de hambre. También de algun negro esclavo perdido entre los antepasados, como lo contaban los labios carnosos y el pelo crespo del chico que se levantó para que se sentara. Más sangre de unos, menos de otros esa era la realidad nacional. Quizá la solidaridad, de extraña manera, se abre paso en tiempos difíciles.

sábado, 28 de marzo de 2009

La virgen de los pobres y el cuento de la lechera

En el avión Erika sonrío triunfante, pero no debió sonreír todavía. Era el último viaje, el último control, la última paga. Por fin había armado el castillo de naipes, enorme, precioso, sin embargo faltaba una carta que aún no estaba puesta. Treinta y nueve y no cuarenta y s u castillo podría caer aplastado con la redondez del número.

Si hay algo que produce un placer indefinido, exquisito, es armar juegos en el aire. circunstancias soñadas entre la vigilia y ese no lugar. El suyo era la casa y la tiendita que pondría, por fin vivirían sin lujos pero sin apremios junto a su hijito. Tiempo-espacio sobrepuesto, disociaba su atención sin dejar de charlar amablemente, arrastrando su valija hacia el personal aduanero que esperaba al final del pasillo.

Estaba helada, congelada, tanto que ni siquiera sentía pánico. Este era el quinto viaje y el último. Ya estaba, con cinco viajes había logrado juntar más dinero de lo que hubiera podido hacer en cinco años de trabajo duro, sin contar que el trabajo escaseaba y nunca lograba mantenerlo en forma continua.

DE prontolLa luz que llegaba a sus ojos se ennegreció. Ahí estaba con su valija cuando los perros enloquecieron, sintió que se avalanzaban sobre ella y supo que no vería a su hijo por largo tiempo.¿Qué haría ahora? ¿Cuál era su plan alternativo? No, no tenía, esta vez había apostado fuerte al todo o nada. No, volvería a su país ni habría casa para ellos, la puerta se cerraba justo antes de cruzarla. Contuvo la respiración y siguió caminando, lo mismo que hacía cuando su padre, borracho, la llamaba, seguía adelante sin correr hasta doblar la esquina y entonces escapaba sin aliento hasta encontrar refugio en la casa de su abuela. Los perros se acercaban incontenibles y a un paso de ella saltaron sobre la mochila del pasajero que caminaba a su lado. No, no era a ella a la que estaban rastreando… Siguió y ni siquiera la detuvieron para revisarla.

El sistema era perfecto, pero esta vez era la última para ella. La virgencita la había ayudado lo suficiente, podría cansarse si no cumplía con su promesa, primero había dicho tres, luego cinco… Suficiente. Salió del aeropuerto y subió al taxi, la encontrarían en el mismo lugar. Fue al baño y contó, estaban todos. Los volvió a contar para estar segura, salió los entregó y recibió los dólares.

La carta que le faltaba estaba ubicada. Ya estaba, ahora sí, empezaba a tomar conciencia que su sueño dejaba de ser una fantasía. Ahora sí era hora de sonreír triunfante, en lugar de ello empezó a temblar y se pudo a llorar, sacó la estampita y la foto de su hijo y se persignó.